DEBERÍA SER USTED MÉDICO
Ni lo soy ni lo quiero ser, soy farmacéutico a mucha honra. La frase del título, pronunciada con frecuencia por algún paciente, me cabrea muy especialmente. La suele decir un enfermo tras darle yo una explicación exhaustiva y, sobre todo divulgativa, sobre la dolencia que le ha diagnosticado el mago de la tribu, o sea, el galeno.
Yo le explico, por ejemplo, que la pequeña anemia que detecta su analítica puede tener varios orígenes y partiendo de ello le enseño lo que es un hematíe. Le digo que también se le denomina eritrocito o glóbulo rojo.
Que este atisbo de anemia, vista las otras referencias de los resultados analíticos, puede estar causada, dado que la hemoglobina (“¿Y esto que es?”) está algo baja, a una carencia de hierro ya que la composición molecular de tal sustancia está centrada en este oligoelemento (“¿Y esto que es?”).
Aclarado todo, cosa que lleva como pérdida de tiempo (el boticario no gana nada con esto), unos veinte minutos, el paciente dice la frase que titula estas líneas.
Yo les contesto airadamente que no quiero ser médico y que vaya al suyo para decirle de mi parte lo que le he explicado y que, si lo tiene a bien, me dé parte de sus ganancias porque yo por mi titulación no puedo “despacharle” nada sin que lo prescriba él, un complemento férrico en este caso.
No quiero ser médico. Sólo tengo licencia para vender. El agente 007 la tiene para matar.
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