EL FUNAMBULISTA
Yo vi un saltimbanqui andando por el tenso cable y guardando el equilibrio con una larga pértiga. A mitad de camino, tuvo como una duda y se paró brevemente. ¡Nunca lo hiciera!.
Un pajarillo que pasaba cerca de una de las puntas del largo palo se le cagó en el mismísimo extremo. El peso de la caca lo desestabilizó. El artista perdió el equilibrio, cayó y se mató.
En la esquela pusieron: “D. E. P. : Don Luís Pons Pla (él siempre dijo que la fonética de su nombre completo, predecía un accidente por caída libre) que falleció tontamente a causa de la cagada de un ave”.
Recuerdo siempre este accidente, del que fui testigo, cuando voy andando por la inestable ruta de la vida. Observas a los que pisan fuerte que ni una deposición de elefante los desestabiliza y a otros, como yo, que estamos a merced de un excremento de díptero.
Los que no tenemos bienes sólo podemos dar consejos, algo barato y que no sirve ni como aval, pero a falta de pan buenas son tortas. De ahí que aconseje que una pequeña disputa no se deje enfriar salvo que interese.
Una persona queridísima, tras un rifirrafe, no es vista por nuestros ojos con el agrado, la afinidad, ni el deseo habitual. Si no se da un paso rápido que lime asperezas el tiempo se encargará de convertir en mierda de elefante la pluma de un colibrí.
Yo ahora tropiezo en el polvo, cuando antes saltaba talanqueras y toreaba bichos de cinco yerbas.
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