UN VIUDO DE VALLADOLID

 

               Ha muerto Don Miguel Delibes Setién, viudo temprano de doña Ángeles de Castro. Su imagen, no vista con la frecuencia debida, aparecía de tarde en tarde en algún telediario. Mis ojos me llevaban de forma ineludible a sus manos. La izquierda, desde hace muchos años, lucía doblemente anillado el anular y el meñique. El primero portaba su anillo de boda y en el pequeño el de su añorada mujer.

            En cierta ocasión le  preguntaron algo que todo periodista demanda de los triunfadores que viven en “provincias”, sabida la frase sobre la necesidad de irse a la capital a guardar cola para intentar lograrlo.

            Por alusiones, sentimentales por supuesto, siempre me impresionó la contestación que dio a la pregunta: ¿por qué no se fue a Madrid?. “La vida me dejó pronto sin Ángeles, mi mujer, si, además, me dejan sin mi “El Norte de Castilla”, sin mi Real Valladolid, Club de Fútbol y sin mis perdices…¡usted me dirá!”.

            No es cuestión de mérito ni de colgarle medallas al sentimiento. Éste se tiene o no. Siempre habrá personas a las que el corazón les bombeará de distinta forma que a Don Miguel.

            Los políticos, señorías sin sentimientos, inventaron el grupo mixto para dar cobijo a esos seres que nacen sin la penosa virtud de la lealtad.

 

Nota del Autor: No todos los aficionados al fútbol son animales de bellota. Vaya una ligera muestra de cultos futboleros: Camus, Vargas Llosa, Alberti, Vázquez Montalbán y el recién extinto Delibes…¿sigo?

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