APLAUSOS
La vieja viuda, aun viviendo sola hasta hace poco, ha sido autosuficiente y resolutiva Sus hijos, incluidos los políticos, la visitaban con frecuencia y todo marchaba sobre ruedas. Hace unos días un pequeño accidente doméstico, ¡ay los años!, la ha dejado desvalida.
Ayer hubo una reunión familiar a la que asistieron los dos hijos acompañados de sus parejas. María, su hija, dice que no puede hacerse cargo de ella y Pepe, su marido, aplaude el razonamiento de su mujer.
Manolo se excita y replica alegando que tampoco él puede hacerlo y Carmen, la nuera, jalea visceralmente su postura.
Se recriminan, se agravian entre ellos, hasta llegar a la ofensa personal y al insulto. Mientras, la vieja madre sufre postrada en la cama de un Hospital de la Seguridad Social.
Cambio a plano político. Sale un diputado azul y pone de vuelta y media a otro de la bancada roja. Sus compañeros de partido le aplauden cual si fuese Plácido Domingo después de un sostenido do de pecho.
Se levanta airado otro congresista del bando contrario y contradice al orador con argumentos que son ovacionados por los de su equipo.
Todos son señores bien vestidos, bien alimentados y bien transportados que seguramente tras la demagógica representación se irán a un cinco tenedores a comer juntos.
Mientras, la vieja dama, España, yace sola y desnutrida en la cama de un asilo porque las de la Seguridad Social están “acolapsadas”.
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