MALA INVERSIÓN
-Doctor, estoy perdiendo la memoria
-¿Desde cuándo…?
-Desde cuándo…¿qué?
La crisis, llamada coloquialmente, del ladrillo tiene de los nervios a los hormiguitas, esos que invitan en su casa a endivias con roquefort y no a langostinos de trasmallo, con cuyo ahorro, a costa del “invitado” y tacita a tacita, compran apartamentitos y segundas viviendas para dar su pelotazo particular.
Ahora, en este sector, como diría Chiquito de la Calzada: “la cosa está muy mala, hijo mío”; pero, no obstante, vendrán los brotes verdes y estos envidiables y ponderados inversores, eliminando incluso las endivias, aguantarán y harán su repensada operación de plusvalía.
Los que han dedicado su vida a la cultura humanística, sin plaza fija, y han ido tan sólo acumulando un patrimonio memorístico que se volatiliza tras su transmisión, lo tienen crudo en su futuro.
La crisis, insoslayable e irreversible, que es la vejez tiene como una de sus principales patologías la pérdida de la memoria y ésta no vuelve más, ni aún eliminando las endivias.
¡Qué pena, para algunos, no haberlo sabido antes!
-¿El qué…?
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