PAYASOS
La liga de fútbol profesional, que no el balompié que juegan los chiquillos en los descampados, no ampara un deporte. Hay quien dice que es un negocio: ¡Sí!. Pero lo que, indudablemente, no es un espectáculo.Si en un partido de fútbol esos vente y tantos payasos malcriados no estuviesen fomentando una pasión en los espectadores: el forofismo, los campos estarían vacíos y las pantallas de la tele de los bares retransmitirían, que esa es otra, (¡hay gente pá tó!), golf.Lo que escribo tiene una fácil demostración en estas fechas navideñas. Con la mejor voluntad del mundo, se supone, los peloteros organizan un encuentro entre las “figuras extranjeras” y los internacionales españoles con el fin de recaudar fondos para una buena acción. Resultado: no se venden ni 30.000 entradas. ¿Por qué?. Porque el espectáculo anunciado ya de por sí deprime pues los protagonistas, aunque no se juegen nada, no son artistas.Hagan lo mismo los organizadores con Bruce Springsteen o U-2. ¡Lleno!. ¿Por qué?. Porque estos sí que son artistas y no unos payasos sobrevalorados.
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josele -