PALÍNDROMO SOCIAL
Los estudiantes de periodismo esperan ser corresponsales de guerra o columnistas de un gran periódico. Su sueño tiene un fin común: el prestigio social. Nada impresiona más a la alta sociedad que conocer en persona a alguien que te pueda contar los peligros y vicisitudes implícitos a haber vivido en un frente de guerra. Las bombas son lo de menos, les atrae más algo desconocido para ellos, como haber trasegado hierbas y semillas desconocidos y bebido agua sospechosa de contaminación cosa que, no quieren saber, pasa en la periferia de sus cómodas ciudades. El haber dormido bajo los estampidos de las granadas y sufrido tormentas y fríos ya orgasmiza al personal.
Por otro lado ser columnista es algo mejor. Ellos mismos dicen de los famosos, que salen en las revistas, lo hacen por ser famosos que salen en las revistas y que aparecen en ellas por haber salido en las mismas. Como la anilina que se lee igual de izquierda a derecha que viceversa.
Volviendo a los columnistas; estos son requeridos para todo acto social de una forma gratuita y persistente. ¿Qué dan a cambio?. Una breve reseña del acto y, ¡ojo!, en negritas las personas importantes y amigos por los que serán, de nuevo, invitados a otros actos de alto ringorrango de los que se harán eco en otro artículo cerrándose así el círculo diabólico del columnista objeto de deseo de cualquier periodista que se precie.
P.S.: La importancia de estar en estas pomadas perfumadas, no consiste en untarse un poco de ellas y abrillantar el pelo de la dehesa, sino conseguir prebendas para sí o para otros que te corresponderán invitándote a otros actos de igual señorío.
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